top of page

El término depresión a menudo es utilizado como equivalente a la tristeza, pero esta solo es uno de los muchos síntomas que forman parte de la enfermedad depresiva. Muchas veces incluso no es el síntoma más evidente de esta enfermedad, y  otras, ni siquiera aparece. Todo el mundo lo suele utilizar porque, cuando está, el sentimiento de tristeza patológico suele ser el que provoca mayores sufrimientos. No obstante no deben confundirse.

 

 

En general la depresión es un trastorno psíquico, habitualmente recurrente, que se caracteriza por una perturbación del estado de ánimo, en que predomina un sentimiento de tristeza acompañada de otros síntomas como ansiedad, inhibición, sensación de vacío, desinterés general, disminución de la comunicación y del contacto social, alteraciones del apetito, insomnio tardío, alteraciones psicomotoras, sentimiento de culpabilidad y de incapacidad, así como síntomas somáticos. En casos extremos ideas de suicidio.

 

 

 

Frecuencia, edad y sexo

 

Es una enfermedad muy habitual. Se cree que alrededor del 3% y el 5% de la población mundial la padecen, y teniendo en cuenta sólo la población adulta, sobre el 10%. Además, las estadísticas afirman que entre el 10% y el 20% de pacientes de medicina general, y el 50% de los atendidos por psiquiatras, son depresivos. En la mayoría de los casos comienza entre los 40-45 años, y suele ser más frecuente en mujeres, pero puede ocurrir a todas las edades y a ambos sexos.

 

 

 

Causas

 

La depresión es una enfermedad de origen multifactorial, es decir, hay muchos factores que influyen en su desarrollo.

 

Habitualmente afecta a personas con una personalidad depresiva, resultante de los factores genéticos y del entorno familiar y sociocultural de su infancia. Las personas con esta personalidad se caracterizan por ser amantes del orden y del cumplimiento de las obligaciones, así como de la responsabilidad. Suelen sentirse culpables por pensar que las obligaciones no han sido cumplidas como se debe, y tienden a reaccionar negativamente al mínimo contratiempo debido a que poseen un gran cúmulo de tensión.

 

En cuanto a los factores genéticos o sea, hereditarios, hay estudios que demuestran que es más habitual entre familiares con la misma sangre (cuanto más cercano más probabilidad) que entre la resta de la población. Pero el factor genético no tiene porqué ser determinante, sino condicionante, que se caracteriza por una cierta alteración en el funcionamiento de diversos neurotransmisores del SNC (sistema nervioso central).

 

Por otra parte, los factores neurofisiológicos, está comprobado que  el descenso  de la cantidad y de la eficacia de diversos neurotransmisores, del SNC como la dopamina, la noradrenalina o la serotonina ocasiona la aparición  de un estado de ánimo con tendencia depresiva.

 

Por último, hay factores socioculturales que pueden ser perjudiciales. La dificultad de crear verdaderas relaciones afectivas con otras personas es un ejemplo de la multitud de factores de este tipo que pueden afectar a este trastorno.

 

Aunque a veces la depresión aparece como consecuencia de una acumulación de factores citados anteriormente, suele haber un factor desencadenante que origina un desequilibrio en la actividad de los neurotransmisores y la hace aparecer. Por tanto una alteración orgánica puede provocar una modificación a nivel de neurotransmisores, y que esta se desarrolle.

 

En algunos casos, la depresión puede venir desencadenada por un trauma psicológico que normalmente provoca tristeza, como la muerte de alguien cercano, un cambio de domicilio, la emigración, la jubilación…

 

 

Sintomatología

 

Como hemos explicado antes brevemente, esta enfermedad se caracteriza en general por:

 

1. Alteraciones emocionales. Humor depresivo caracterizado por pesimismo desagradable, difícil de expresar y, a veces, incluso de detectar. En algunos casos puede estar oculto por los demás síntomas.

 

También puede aparecer frecuentemente la ansiedad.

 

2. Alteraciones del pensamiento. Rumiaciones negativas, sufrimientos que atormentan al paciente, pérdida del interés hacia cualquier cosa, vacío interior y culpabilidad. El paciente no espera nada más del futuro que desgracias. Además le ronda por la cabeza la idea de muerte y/o suicidio.

 

3. Alteraciones somáticas (vegetativas). Las más frecuentes son del sueño, del apetito (más frecuente en la anorexia, de la cual la depresión es un síntoma), estreñimiento, alteraciones menstruales, y de peso, pérdida del apetito sexual, astenia, fatigabilidad etc. Las alteraciones digestivas son las más frecuentes.

 

4. Alteración de los ritmos vitales.  Disminución del rendimiento, apatía, disminución de la atención y de la capacidad de concentración, déficit de memoria, escasa necesidad de comunicación etc.

 

 

 

Tipos

 

Las depresiones pueden ser endógenas, exógenas, somatógenas o neuróticas.

 

 

 

Depresión endógena

 

Este es un estado de depresión en el que la causa primaria precipitante reside en los factores biológicos, en contraste con los factores ambientales o socioculturales. Viene dada por un condicionante genético y por una disminución en la concentración y en la efectividad de ciertos neurotransmisores del SNC.  Los síntomas que aparecen frecuentemente, a parte de los pensamientos de tristeza, ansiedad y vacío, son la fatiga y falta de energía, o los dolores y malestar persistentes, que no se alivian con ningún tratamiento, puesto que son somáticos. La persona es incapaz de adecuar sus reacciones emocionales a las situaciones ambientales durante la enfermedad, es decir, tiene suprimida su capacidad de reacción emocional, no le importa nada de lo que pasa alrededor de ella. Se experimentan sentimientos de inhibición e incapacidad para enfrentar el futuro, desconexión del medio, incapacidad para realizar cualquier esfuerzo, falta de esperanza, y sensación de extrañeza frente al propio estado.

 

En algunos casos ciertamente raros de depresión endógena grave se dan síntomas como gran agitación psicomotora, ideas delirantes de contenido depresivo y grave riesgo alimentario y de suicidio.

 

 

Depresión exógena, situativa o reactiva

 

Depresión fundamentalmente causada por factores ambientales externos. Se la llama también reactiva porque se produce como respuesta a una pérdida, un desengaño, una tensión u otros acontecimiento externos recientes.

 

 

Depresión somatógena o orgánica

 

Un enfermo sin antecedentes de depresión, al ser afectado por una patología médica seria, puede hundirse en un estado depresivo.

 

La depresión por causas biológicas o por la administración de un medicamento o droga no guarda correspondencia con un tipo de personalidad determinada. Su sintomatología se presenta enmascarada, como es lógico, con los síntomas somáticos de la patología médica causal, salvo cuando la depresión constituye su trastorno inicial. Suele adoptar como evolución más común la presentación de un solo episodio (evolución monofásica).

 

Las causas más frecuentes son los trastornos tiroideos, las anemias, infecciones víricas, lupus, cáncer, parkinson y fármacos como anticonceptivos orales, corticoides, antihipertensivos, psicolépticos y otros.

 

 

Depresión neurótica

 

La depresión neurótica aparece a partir de la neurosis asintomática o carácter neurótico, la neurosis de angustia o la neurosis fóbica.

 

El carácter neurótico se caracteriza por la hipersensibilidad a los estímulos ambientales y por la inhibición social y la inseguridad de sí mismo acompañada de timidez en especial hacia las personas del otro sexo.

 

En la neurosis de ansiedad prevalece la vivencia amenazadora de locura o muerte, acompañada de un amplio cortejo de molestias somáticas diversas y una actitud hipocondríaca que lleva al sujeto a estar continuamente pendiente del funcionamiento de su organismo.

 

La sensación de inestabilidad o vértigo; al tomar una especial intensidad en la calle, genera entre los neuróticos la agorafobia, la fobia al gran espacio sin límites y vacío, o simplemente a la calle, que es la fobia neurótica más extendida y representativa.

 

 

 

 

Tras esta explicación de los cuatro tipos básicos de depresiones hay que destacar las depresiones enmascaradas (no pertenecen a esta clasificación), que pueden ser tanto endógenas como neuróticas, y están definidas como síntomas que habitualmente corresponden o pueden corresponder a enfermedades muy dispares que se presentan en enfermos en los que no es aparente su estado de ánimo. Aunque no hay síntomas específicos, las formas más frecuentes son: algias y parestesias, sobre todo cefaleas, trastornos gastrointestinales, neurológicos y neurovegetativos.

 

bottom of page